Buenos días y feliz domingo,
Me vas a permitir estrenar La Versátil mostrando agradecimiento público a los grandes profesionales que han sido parte del desarrollo de la plataforma que con todo mi cariño he creado.
Los consejos recibidos me han hecho elevar la exigencia y la profundidad de mis análisis. Es realmente difícil sorprender a muchos de los perfiles suscritos a esta humilde lista (cada posición laboral tiene más apellidos que la anterior), pero lo que quiero que te quede claro es que estos Case Studies que encontrarás dentro de la membresía te van a hacer reflexionar, te van a despertar ideas, y te van a hacer conocer cada día un poco más. Si consigo inspirarte, misión cumplida.
Dicho esto, voy con el tema de hoy.
El jueves estuve cenando con un buen amigo que, entre otras cosas, fue la primera contratación que hice en it's logic allá por 2019. Hoy está volando a nivel profesional porque es que es muy bueno. Con él comparto mucho mi visión sobre las marcas, principalmente porque es una de las personas que más admiro en este sentido.
En la cena, estuvimos comentando cómo veíamos el panorama en cuanto a cómo valoran las empresas el hecho de trabajar una marca a largo plazo. En la suerte que tienes si el fundador cree en ello, y en el bloqueo que sientes cuando, al contrario, te ves inmerso en una maraña de tareas tácticas que llenan calendarios y justifican reportes, pero te alejan de uno de los pocos motivos por los que la IA no puede reemplazarte: tener gusto, y tu intuición para crear algo que, simplemente, funciona (sea racional, o no).
Y es que todos hemos leído mucho acerca de la capacidad de la IA, de las múltiples herramientas que descubrimos en X a diario, o de los discursos del miedo que imperan en las redes haciéndote pensar que serás reemplazado próximamente.
En todo este ruido siempre hay algo de verdad, y algo de sensacionalismo.
Personalmente, soy de pensar que la IA es una herramienta más. Una que a mí me hace ir más rápido y tener a mi alcance capacidades que antes no tenía.
Y precisamente, el Case Study de esta semana habla de cómo unos chavales italianos han creado un cocktail de IA y artesanía que encaja a la perfección con lo que comentaba. Han sido capaces de crear una marca perfecta, cuidada, con mimo... De esas que te enamoran aunque no seas el perfil de cliente al que se dirigen.
Ya disponible para miembros:
Bordeline: Usar la IA para explotar lo que la IA jamás podrá replicar.
Los founders de esta marca de ropa básica para el día a día hacen vídeos sencillos, pero tanto la edición como el ritmo encaja con lo que son ellos. Es más, ahí está la clave de su buena comunicación. Como el target son ellos mismos, te cuentan su historia para conectar contigo. Saben que lo harán.
Mira algunos de sus vídeos aquí.
Grego y José Miguel son los fundadores. Españoles de los de buen gusto y cosas claras. Crearon su marca de palas de pádel hace justo un año (Felicidades, que sé que leen esto y luego...). Conste en acta que no les menciono por mi amistad con ellos, sino porque creo de verdad que el contenido que crean es el origen de un largo camino en ese sector.
Tienen algún vídeo con más de 600K views, por lo que algo estarán haciendo bien. Echa un vistazo aquí.
Aquí no te quiero poner una imagen de preview porque vamos a hacer un juego de confianza. Te voy a pedir que confíes en mí. Confía en mí si te digo que vas a flipar con la edición de este vídeo. Es de un restaurante, de Kuwait. Esto es lo de menos, pero me gusta que estés informado. Está en Tiktok pero si no tienes cuenta diría que en el navegador te deja entrar.
Esta semana he subido un nuevo vídeo a mi canal de Youtube. En él, hablo de cómo el contenido rápido nos fríe el cerebro, y por qué creo que deberíamos ser conscientes del sesgo cognitivo que las redes sociales intentan perturbarnos.
Hasta aquí por hoy.
Te deseo una feliz semana.
Fuerte abrazo.
Guille.
Cada newsletter te trae análisis, tendencias y campañas de marcas con el aprendizaje desglosado para que lo apliques tú.
